La agricultura supuso un cambio de paradigma en la historia de nuestra existencia y la de nuestro entorno. Para desarrollarla hubo que domesticar plantas y animales, modificando su hábitats para el desarrollo de la que protagonizaría la revolución neolítica.
Para entender su origen se han plateado varias hipótesis que todas llevan al mismo objetivo: alimentar a agrupaciones de humanos.
Recientemente, la revista Nature publicaba un nuevo estudio donde sus investigadores se centraron en dilucidar que el momento de domesticación fue surgiendo en varios puntos del globo a lo largo de miles de años, teniendo en consideración densidades de población.
Existen varios conjuntos de hipótesis que explican la relación entre la innovación de la domesticación y el cambio en las condiciones ambientales y demográficas a finales del Pleistoceno y principios del Holoceno (coincidiendo con la extinción de la megafauna).
Algunos señalan que las mejoras de las condiciones ambientales (última era glacial) permitió a la población aumentar la densidad de alimentos (1). Otros sugieren que la competencia basada en la economía puede haber promovido una búsqueda de nuevas formas de adquirir recursos y producir excedentes (2).
Investigaciones recientes también proponen que el aumento de las temperaturas y de carbono atmosférico (3) puede haber mejorado la productividad de plantas silvestres, teniendo más densidad de alimentos silvestres. Es importante destacar que las especies progenitoras silvestres de taxones domesticados deben haber poseído el potencial de vivir en el contexto de las ecologías humanas, y para expresar los rasgos que fueron favorables para el uso humano, la cosecha y la comestibilidad.
En definitiva, el resultado que se dio fue el aumento disponible de recursos, aumentar la población y mayor dependencia de los cultivos.
Un mapa que representa los centros probables donde tuvo lugar la domesticación de al menos una planta o animal. Los contornos negros rodean los centros de domesticación independientes más ampliamente aceptados, y las fuentes de grandes difusiones de domesticados están indicadas por flechas. Las regiones verde y púrpura, respectivamente, son aquellas donde el proceso de domesticación tuvo lugar durante la transición entre el Pleistoceno tardío-Holoceno temprano (12,000-8,200 AP), y en el Holoceno medio (8,200-4,200 AP). Las regiones marrones representan áreas donde, en la actualidad, la evidencia de domesticación se interpreta en función de la presencia de formas domésticas propias de estas regiones que se encuentran fuera de sus distribuciones nativas. Aunque la domesticación temprana de las plantas del Holoceno tuvo lugar de forma más global, la domesticación de los animales del Holoceno temprano estaba restringida al Cercano Oriente. La mayoría de las plantas y animales fueron domesticados en el Holoceno medio.
¿Dónde está la `novedad´? La hipótesis publicada en Nature es la de singularidad. Sugiere que la agricultura no nació de la necesidad ni que existe un patrón global, sino que la historia de los orígenes de la agricultura están ligados a las condiciones sociales y ambientales de cada lugar, correlacionando con la densidad de población.
La condiciones sociales son heterogéneas. Así, encontramos poblaciones con estilos de vida más sedentarios,que pudo contribuir al potencial de innovación.
La metodología de esta hipótesis fue registrar la densidad demográfica (personas x Km2), así como rasgos culturales hipotetizados a escala: movilidad residencial, nivel de propiedad de recursos, distancia a la costa y lazos de unión cultural.
En el siguiente diagrama se observa cómo se interrelacionan las distintas variables: las flechas rojas representan
las relaciones negativas entre las variables, las flechas negras las positivas y las flechas grises discontinuas representan las trayectorias no significativas.
Se vio que la riqueza de especies se asocia positivamente con la t0pografía y precipitación/estacionalidad. Las poblaciones costeras de forrajeros alcanzaban altas densidades debido a los abundantes recursos marinos disponibles.
Aunque la movilidad residencial y la propiedad de los recursos fueron predictores importantes en el modelo utilizado de densidad de población, se llegó a la conclusión de que los datos de esas variables no existen en todas las sociedades prehistóricas.
Los recientes análisis genéticos sugieren que la estructura social de los más contemporáneos grupos de alimentación es similar a la de los grupos del paleolítico superior. Por tanto, la innovación en la domesticación es el paso previo a la agricultura.
En América, la domesticación de cultivos ocurrió miles de años antes de la domesticación de los animales, mientras que ocurrió lo opuesto en áreas como África, Arabia y la India. Por eso, es interesante considerar la hipótesis de la singularidad como válida.
Charles Darwin fue el primero en articular explícitamente la diferencia entre la selección consciente durante la domesticación, en la que los humanos seleccionan directamente los rasgos deseables versus selección inconsciente, donde los rasgos evolucionan como un subproducto del crecimiento y selección natural en el entorno (4).
A modo de conclusión podemos destacar varios puntos:
- La domesticación no fue desarrollada de manera homogénea por las distintas agrupaciones humanas.
- En latitudes donde las variables que la favorecieron fueron unas, en otros lugares fueron otras e incluso, opuestas.
- Hay poblaciones que no se convirtieron en agrícolas. Lo que puede venir de manera determinada en la genética.
Al conocimiento del pasado le atribuimos la capacidad de permitirnos comprender el presente y ese presente nos sirve para hacer previsiones sobre el futuro.
Claude Lévi-Strauss. Antropólogo