1500 nutripatías

 

 

 

 

 


He estado de vacaciones y te he traído pastas de
las clarisas. Traigo café y nos las comemos.

 


Tu hermano también me trajo la semana pasada
bollos de no sé qué pueblo.

 


Es que estás delgaducho, ¿no te dan bien de
comer? ¿pongo una queja?

 


No hace falta, me dan verdura, legumbre,
pescado, carne. Son un encanto.

 


Pues tengo mis dudas, tienes mala cara. Pareces
triste. Mírate, ¿qué piensas?

 


Recuerdo mi niñez en la Sierra, cuando envidiaba
a mi burro que pastaba y yo con el saco vacío. Mi madre creyó que ‘alquilarme’
a aquel pastor me garantizaría pan diario. Pobrecilla.

 

Las pocas ovejas que no nos robaban, tenía que protegerlas con mi 1,30cm
de altura y mi palo de avellano. Pasaron los años, volví al pueblo y busqué
trabajo. Mis primeros ‘duros’ los gasté comprando mazapán. Pronto conocí a tu
madre, que me obsequiaba rosquillas diariamente. Y yo, comensal agradecido le
animaba a que no frenara en sus regalos.

 

Me hizo comer yogur por primera vez, pero esa acidez enemistaba conmigo.
Encontré solución con una cucharilla y un azucarero; hasta bien poco ahí
estaba, en la mesa, al lado del frutero.

 

Pasados 30 años, sentado en el camión, saboreando las rosquillas de tu
madre, vaciando semanalmente el azucarero; el médico me advirtió: “Tienes que
adelgazar, estás cogiendo demasiado peso”. Pero cuando me dijo eso, sólo me
vino una imagen a la cabeza: el burro pastando y yo mirando.

 


Han pasado muchos años de eso. El médico tenía
razón en mandarte una dieta de 1.500kcal. Comías mucho.

 


Y vosotros me traéis pastas, paradójico.

 


Bueno, tampoco pasa nada.

 


Ahora llevo una dieta de 1.500kcal, estoy
delgado, recibo visitas semanales con dulces y estoy aprendiendo Braille.

 

 

 

El protagonista es real, sufre retinopatía diabética (enlace).
Fue diagnosticado con Diabetes tipo 2 antes de jubilarse. Analizando la
evolución en su estilo de vida, sacamos varias conclusiones.

 

·
De ser pastor en la Sierra a conducir un camión
12hs. Lo primero le obligaba a una actividad física diaria y el segundo,
totalmente sedentario. Primera consecuencia: aumento de peso.

 

·
Padecer hambre, marcó profundamente sus hábitos
alimenticios. Basaba su dieta en HC, predominando los simples. Conocida su relación
con el aumento peso, y, éste a su vez factor de riesgo de DMT2 (enlace).

 

Estamos ante los factores de
estilo de vida
que predisponen la enfermedad.

 

 

La Diabetes Mellitus tipo 2 se caracteriza por disminución
progresiva de la función de las células beta, produciendo una resistencia a la
acción de la insulina y un mal funcionamiento de esta hormona.

 

Siendo una enfermedad metabólica hay que tener en cuenta
factores internos y externos a su aparición. La obesidad es factor de riesgo,
pero no todos los obesos son diabéticos.

 

 

La Dra. Carrillo Fernández (enlace)
ha propuesto tres mecanismos que relacionan la obesidad con resistencia a la
insulina y el desarrollo de Diabetes:

 

• Aumento de producción de adipocinas y citocinas.

 

• Depósitos de grasa ectópica, especialmente en el
hígado.

 

• Disfunción mitocondrial, evidente por el descenso de la
cantidad/función mitocondrial, lo que puede disminuir la sensibilidad a la
insulina y afectar a la función de la célula beta.

 

Aquí tenemos el factor genético como uno más a
considerar.

 

Y como no somos un conjunto de
células que funcionan unidireccionalmente, aisladas del medio externo, cabe tener
en cuenta el factor psicosomático.

 

¿Por qué se “volcó” en una alimentación ‘azucarada’? Podría
haber aumentado su consumo de carne, muy escasa en su juventud; pero no. ¿Acaso
es un síntoma más allá de lo fisiológico?

 

Juan David Nasio (enlace)
dice:

 

En el síntoma hay
siempre algo relativo a la pérdida del objeto (…) al ser hablante, tiene dos
medios para defenderse de lo Real: uno es el significante y otro el objetivo,
uno es el síntoma y otro es la fantasía.

 

Cabe preguntarse, como sanitarios, ¿Qué estaba pasando en la
vida del sujeto antes de la aparición del síntoma? ¿Y su situación actual? Lo
que nos llevará a la causa de la patología y nos ofrecerá herramientas para
tratarla.

 

He aquí una nutripatía.
El sufijo patía viene del griego y
significa: sufrimiento. La Nutrición ‘sufre’
de subjetividad.
Según publicaciones de la American Diabetes Association (enlace),
el estrés mental o físico en una persona con Diabetes provoca cambios bruscos
en el nivel de glucosa directa o indirectamente. Por un lado, puede provocar
que esta persona pierda el interés en cuidar su alimentación, haciendo que la
persona recurra a bebidas alcohólicas, tabaco o alimentos dulces.

 

Al hilo de esto, los factores ambientales del
paciente, son necesarios tenerlos presentes. Francisco, sigue una dieta
hipocalórica en una residencia, donde recibe una visita semanal de sus hijos.
Antes de ser ingresado sus niveles de glucosa eran difíciles de mantener
constantes, debido a: asumir su patología, adherencia a la dieta y ansiedad.

 

Actualmente está en silla de ruedas, ciego y tiene picos de
glucemia tanto si está con su familia como si no. Esto hace pensar, en que no
todo es dietoterapia en el tratamiento de enfermedades. He utilizado este
ejemplo con la Diabetes, pero es perfectamente extrapolable a cualquier otra.

 

Abogo por una Nutrición no subjetiva. Las tablas de
nutrientes, las calorías, están ahí; 1500kcal: ¿Qué me dice eso?

 

Utilicemos la antropología, la genética, la psicología para
ser mejores profesionales. No olvidemos de dónde venimos. Somos el resultado de
un proceso evolutivo que no podemos reducir a Xkcal.

 

One comment

  • Zulma dice:

    Ese final esta para enmarcar y tenerlo en la consulta, me encanta, en la facultad a veces se quiere reducir todo a contar calorias y porciones y a veces se deja de lado nuestra cultura, nuestros sentimientos

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