En el nombre del padre, del hijo y del nutri-talibanismo

Con este post estreno mi blog. Mi ‘carta de presentación’ la tenéis en la página principal. Perdonad de antemano porque pecaré de novata y, como saben mis amigos, soy un desastre de la informática. Tengo este blog gracias a uno de ellos que me ayudó (lo hizo todo él) y al que le estoy muy agradecida. Seguramente no será la última vez que tendrá que ayudarme.
Dicho lo anterior, tiremos de la manta.
Desde que la nutrición invadió mi vida, entiéndase tanto mental como emocionalmente, me interesé por seguir a muchos profesionales del sector (de la salud) en las redes sociales. Sobre todo, en Twitter, donde a ‘ojo de buen cubero’ se puede aprender mucho. Cuanta más gente conocía, más cambiaba de opinión sobre mis preferencias como ‘seguidora’. Lo mismo en publicaciones en formato papel de autores de renombre.
Empecé a darme cuenta de que, como en todos los campos, existe un gran afán de protagonismo que, según para quien, queda predominante a la idea que el profesional de turno quiere divulgar; a veces correcta, otras veces no. Lo que me ha llevado a elegir este tema como entrada inaugural.
La salud sin nutrición es imposible, van unidas. Una buena nutrición (actualizada), utilizada por profesionales (actualizados) de la salud, ayuda a prevenir, tratar y curar patologías. A raíz del aumento alarmante de los casos de enfermedades no transmisibles (enlace) se ha elevado la voz sobre el patrón alimentario que se está siguiendo en nuestro país, el cual es necesario corregir.
Tales jinetes del apocalipsis, hay una corriente de profesionales que utilizan el llamado nutri-talibanismo o talibanistas de la nutrición como herramienta para divulgar conductas saludables en nutrición. Los mensajes de estos gurús en ocasiones son ciertos; en otros se radicaliza. Esto me ha llevado a analizar esa conducta.
¿Realmente hace falta radicalizarse para conseguir concienciar a la gente de la necesidad de cambiar los hábitos alimenticios? ¿Es la utilización del miedo la `fórmula mágica´ que cambie el chip a la población? Y, por último, ¿qué hay detrás de estos divulgadores? ¿Ego?
Considero a los radicalismos como pan para hoy y hambre para mañana. Se presentan con sus mandamientos y a grito de: ‘seguid estos preceptos o acabaréis en el éxodo, devorados por el ambiente obesogénico’ se hacen con una gran muchedumbre ávida de oír buenas nuevas. Caracterizan sus publicaciones con monotemas, que rulan y rulan por la red hasta el aburrimiento.  Buscan un estudio en Pubmed y sin tener ningún tipo de rigor científico, sacan a bailar a la más fea. Dejando boquiabiertos al personal.

Empieza el sermón

“¿Pecadores, no debéis consumir esto (…) síndrome metabólico ipso facto”
“En el ayuno está el Santo Grial, ayunad, impíos, ayunad”
“¿Y la sangre de Cristo, padre? Prohibida”
Miedo instaurado. Siguiente paso: el tan ansiado RT en Twitter que atraiga a nuevos seguidores o esa suscripción al canal de YouTube. Se os va la pinza, señores.
¿Qué pasa, cogemos estudios epidemiológicos y tan anchos? Pues no se cambian hábitos con miedo y, mucho menos, adherencia.
Hay verdades a medias, ni todo es blanco ni negro. Cada persona tenemos un genoma, un aspecto antropológico que nos caracteriza. En la simbiosis de todos está el éxito.
Nutri-talibanes: rasgaos las vestiduras que se os ve el plumero.

 

7 comments

  • Ruben Murcia dice:

    Hola Cecilia.
    Lo primero darte ánimos en este nutri-mundo de realfooders nutrifrikis para que tu andadura sea larga y esté llena de éxito.

    En segundo lugar, felicitarte por esta primera entrada, que tiene bastante fuerza.

    Y tú entrada me ha hecho pensar respecto a lo que está pasando estos últimos días por ejemplo con el jamón serrano, con el zumo, con el pan, o incluso con el vino.

    Recuerdo un video pubicado hace unos 7 años, en el que el antiguo presidente de la AEDN y el actual de la Academia de Nutrición en España, decía que el mejor almuerzo (media mañana) para un niño era un bocata de jamón serrano. https://www.youtube.com/watch?v=ihPHBAh9ZOU

    Tanto hoy como ayer, he visto mucho en redes por parte de algunos nutricionistas, un ataque a dicho alimento. Se le califica de embutido, y carne roja procesada, luego alimento potencialmente cancerígeno. Luego hemos pasado en unos pocos años de ser un alimento recomendado por los nutricionista a ser un alimento a prohibir/limitar. Con el zumo exprimido, incluco el casero recien hecho, ha pasado lo mismo. Se le califica de ser metabolicamente hablando igual a un refresco industrial. El pan ha pasado de ser la base de la dieta mediterranea al alimento culpable de todos los males, y del vino hablan y no precisamente para bien nutricionistas muy mediaticos como Revenga o Basulto. Y titulan por ej. "Toda la verdad sobre…http://juanrevenga.com/2017/03/toda-la-verdad-tras-los-mensajes-salutiferos-del-consumo-de-vino-y-cerveza/ o hacen monograficos cargando sobre esa bebida tan tradicional en nuestra cultura y en nuestra dieta. https://www.youtube.com/watch?v=X61dAjU3oPY

    Y también en muy pocos años se ha pasado de dar un mensaje bastante poco beligerante y más bien bastante permisivo sobre el azúcar, a que este sea el responsable de la obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, sindrome metabólico, higado graso, etc etc.

    Y me surgen algunas preguntas en relación a todo lo expuesto anteriormente. ¿Crees que eso es nutri-talibanismo? ¿Crees que ese es el camino que tenemos que tener los dietistas/dietistas-nutricionistas que hacemos divulgación?¿Radicalizando el mensaje podremos llegar más a la población general?¿Está mejorando la alimentación de las personas gracias a ello?

    Lo digo porque a ver si la gente en vista de tanta prohibición, de ver que cosas que antes eran buenas ahora son fatales, decide hacerse un muro ante estos mensajes y o bien sigue comiendo lo de siempre, o bien pilla miedo a estos alimentos, y en vez de su barra de pan tradicional compra en el mercadona la de espelta (con aditivos por un tubo), en vez de el jamón serrano de la carnicería del pueblo, compra el hummus vegetal con un 35% de aceites refinados y más aditivos, en vez de vino bebe bebidas acalóricas, y como el zumo es igual que una fanta, pues beben fanta o pero aún, bebidas energéticas que además te ponen las pilas y te permiten estar ON aún sin haber dormido suficiente.

  • Cecilia dice:

    Antes que nada, agradezco que hayas gastado tu tiempo en leer y comentar mi post. Es muy gratificante gente tan valiosa en el mundo de la nutrición como tú, lo haga.

    Y como mi respuesta seguramente se alargue, la haré en dos comentarios. Empiezo.

    Mi concepto de nutri-talibanismo es: divulgación nutricional utilizando una información, generalmente, acompañada de estudios científicos, cargado de alarmismo y radicalismo. Siempre dando la versión negativa como mensaje final a la población.

    Dejando claro esto, hay que analizar la consecuencia que puede acarrear esto en la población en general y en pacientes en particular.

    Pongo un ejemplo:
    ¿Por qué las dietas milagro, los productos detox/devoragrasa/devoratodo, los ultraprocesados; y, en definitiva, toda la porquería contra la que luchamos, tiene tanto éxito? ¿Qué hay como base en su mensaje? Una divulgación en positivo.
    ¿Por qué no ocurre lo mismo o al mismo nivel con los hábitos saludables? ¿Con qué se queda la gente? Pues con que es malo: esto, esto y esto.
    Acto seguido: ¿cómo se siente?
    Atacada. Porque es lo que han estado comiendo hasta ahora.
    De aquí pueden salir varias vertientes:
    1)Personas que se ofendan, no aceptan los argumentos dados y desechan cualquier cambio en su alimentación.
    2)Personas que reaccionan con una infravaloración en su autoestima, sintiéndose culpables por su conducta alimentaria.
    3)Personas que no conciben que, en su medio rural, comiendo productos de casa, ahora, muchos de esos productos son insanos.

    Seguramente se pueda hacer más categorías, pero creo que la idea queda clara.
    Hablando con una amiga psicóloga del tema, me explicó que el cerebro de las personas no está preparado para respuestas negativas. Es más, prohibir crea en nuestra mente un efecto contrario al que queremos conseguir. No desecha automáticamente su idea primaria como inválida, si no que se queda en el subconsciente. Haciendo de la prohibición, un arma lista para disparar en cualquier momento. Deseando el elemento prohibido con más ahínco.

  • Cecilia dice:

    Continúo con el comentario

    Esto es, a mi entender, lo que pasa con los mensajes nutri-talibanistas. Y a la vista está que la obesidad y el sobrepeso no bajan con estas actuaciones.
    ¿Cómo creo que podemos actuar?
    Pueden hacerse varias cosas: hacer visible, mediante la divulgación o en consulta, los beneficios de llevar unos hábitos saludables (que lo primero que llegue a nuestro cerebro es que si comemos de una determinada manera, en nuestro cuerpo se producirán efectos deseados por todos)y, en segundo lugar, mostrar qué es lo que se está consumiendo y su efecto (sobrepeso, obesidad, enfermedades no transmisibles).

    En definitiva, somos emociones. Y la nutrición es una ciencia sí, pero no exacta, evoluciona como lo hace nuestra especie. Mandar mensajes dictatoriales no van a conseguir más que el efecto contrario al que queremos o, en el mejor de los casos, una aceptación, pero sin ningún recorrido de vida útil que los haga crear adherencia.

    En cuanto a los diversos alimentos y bebidas que citas, te daré mi opinión.
    Antes comento mis pilares:
    1)Alimentación basada en realfood
    2)Adaptada a nuestras características biológicas y antropológicas
    3)No creo en una única dieta para todos. Priorizo el factor evolutivo, pero sin olvidar la sensibilidad emocional, cultural o los valores éticos que hagan que no consumas unos alimentos u otros.

    Por tanto, y dado que, por desgracia la mayoría de la gente no come como antes, gracias a la Industria Alimentaria, sí, pero no olvidemos que la IA nació por una necesidad creada a partir de un cambio en las condiciones de vida de la época moderna: el abandono del campo, la incorporación de la mujer al mercado laboral (más ligada al cuidado de la alimentación en el hogar), nula conciliación familiar y largas jornadas de trabajo, y más cosas, que ha contribuido a que estemos donde nos encontramos. Todo tiene una causa o varias que originan uno o varios resultados.

    No considero equiparable una pata de cerdo curada en un secadero sin más añadido que sal en el pueblo de tu madre, que el que compras en cualquier supermercado que tienen la misma cantidad de ingredientes que un champú. No sólo por el contenido de ingredientes sino también porque el contexto es distinto. El consumo del primero es muy ocasional y el del segundo a diario: creo que ese es un punto a tener en cuenta.

    Los demás, pues te digo que:
    to be continued

    Un abrazo

  • Anónimo dice:

    ¡Enhorabuena por tu estreno blogeril!

    Tu post me ha hecho reflexionar sobre un par de cosas:

    Por una parte una cierta pérdida del norte de algunos en las redes sociales. Sí, señor nutri-talibán, tienes chorrocientos mil seguidores en la RRSS, pero la mayoría de ellos ya son conversos a tu causa y le van a dar 'me gusta' hasta a las fotos de la mierda de tu perro. Ahora prueba otro tono para llegar a las varias decenas de millones que no te siguen y que en muchos casos no saben ni quien eres. Porque son ellos, y no tus fieles apóstoles, quienes más necesitan de divulgación.

    Ya sabes que no soy del gremio, pero mi sensación con ciertos mensajes es que se construye la casa por el tejado. ¿Jamón caca? ¿Zumo pis? Coño, si te pones un rato a ver la cola de un supermercado puedes llorar de alegría si alguien lleva jamón y naranjas para zumo.

    No me extiendo más, mucho ánimo y a por el segundo post!!!

  • Cecilia dice:

    Gracias Raúl.
    EStoy totalmente de acuerdo. Además, no debemos obviar que nos movemos en los mismos círculos. Las RR.SS son un micromundo que no se extrapola a la realidad. La realidad de la gente de tu barrio, de tus pacientes, de los niños del cole, de los abuelos del club de jubilados del pueblo, etc. Ésos son nuestros destinatarios, no los coleguillas que te siguen tal flautista de Hamelin.
    No podemos decirle a una persona, a bote pronto, todo lo que comes es una mierda! ¿Luego nos extrañamos que las dietas milagro tengan éxito?

    Debemos hacer una autocrítica y cambiar el modo de calar en el fondo de gente.

    Un saludo y el segundo ya está en mi cabeza.

  • Marc dice:

    ¿Me sacarías a bailar / aceptarías mi propuesta de ello aunque fuese 'el feo de Pubmed'? =).

    En mi opinión no me parece mal el implicarse hasta las últimas consecuencias (no ser falsamente neutral para atraer a más gente, a veces vende más esa equidistancia que-nunca-acaba que mojarse realmente en un tema). Y empezar debates (desde el respecto) con opiniones que coinciden en unos sitios y no en otros y ver los argumentos / contraargumentos que se derivan. Lo que me molesta es que cualquier persona intenta dar una falsa jerarquía epistémica a sus razonamientos con "siensia" sin caer en la irónica situación de que todo el mundo la usa… ¡para justificar billones de aproximaciones dietéticas diferentes! Entonces la 'siensia' nutricional se puede usar para apoyar cualquier visión. Y de aquí podemos sacar varias reflexiones (que muchas y diferentes intervenciones dietéticas sirven y tenemos que escuchar a la persona que nos visita cuál le va mejor, que es tontería crear 'escuelas' nutricionales, que quizás usar la etiqueta de aquí está fuera de lugar…).

    Sobre atacar las preferencias de las personas, ya se ha visto demasiados ejemplo de su no-funcionalidad en debates con gente con duda vacunal ("¡antivacunas! ¡Tendríais que estar en la cárcel!") que causan el conocido 'backfire position' y no se llega a nada (ni por una parte ni por la otra). Yo tampoco haría caso (si fuera no-nutri) de alguien que me dice "te voy a enseñar de forma paternalista que comes mal y qué tienes que hacer para mejorarlo". Moralizar conductas desde una supuesta sapiencia que solo se aprehende pagando 2500€ matriculándote a cursos privilegiados… no bueno. Y aquí veo bien que se critique a muchas personas profesionales sanitarias. Menos humos que aún hay defensas al timo del colesterol y las "grasas malas" (¿grasas malas… o mala "ciencia"?).

    Si la nutrición se considerase una herramienta más (o un 'arte' auxiliativo) nos iría mejor. Hay varias herramientas (como en trabajos artesanos) y para cada persona (objeto a pulir, retornar a un estado previo, modificar…) puede servir una o varias diferentes. En los combates para ver quién gana en la elección de la herramienta, siempre pierde la población (que se tiene que "casar" con algo y / o alguien). Puede faltar abordaje disciplinar pero nos sobra la intra-competición (más que nada por el contexto privado galopante de nuestras consultas y el tener que captar clientes), pueden faltar nutris en el sistema nacional de salud pero nos falta hablar más con gente de atención primaria y saber también sus precariedades y de qué sufren para ayudarles y que eso sea recíproco y (utopía) desinteresado en su mayor parte. Faltaba algo como Dietética Sin Patrocinadores pero también nos sobran lastres que nos hacen avanzar muuuuuuuy lento y mal o a veces retroceder… autocrítica como timón, "mutabilidad" como modo de hacer.

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